Casa de ladrillo a las 6 de la tarde en St. Louis
Estoy de nuevo en el fuego de la sala de tu casa, mirándote.
Tú miras por la ventana sin advertirme, con un dejo añoranza, con un poco de
incredulidad miras los copos de nieve y recuerdas los otros inviernos, los
largos inviernos, mientras en la nieve se pierde el último rayo de la
claridad del día. Después de todo –
piensas y te dices- “sigue siendo el suburbio de mi infancia”. Grandes
pinceladas de recuerdos te recorren el alma y te confortas en la cocoa caliente
que ha preparado tu madre. Dijiste que el niño había muerto, pero ya sabes que
somos siempre todos y ninguno. Soy y estoy de este lado del viento, soy y estoy
en la ceniza calcinada, soy y estoy en la parte ancestral, pero también hay
frío y la primavera llegará al mismo
tiempo en el lado opuesto.
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