viernes, 12 de septiembre de 2008

lecturas

Bien pues subiré un par de comentarios de lecturas que me han dejado bien impresionada de mis nuevos amigos Eugenia López (Argentina) y Javier Norambuena (Chile).

Humadales Javier Norambuena, Cascahuesos Editores, Arequipa-perú, 2008.


En humedales de Javier Norambuena existe un hombre en permanente tránsito y un poeta cauto que nombra bajo sus propios topos todo el mundo significante del amor fue todo en una madrugada. Hay en un humedales una persistente preocupación por lo efímero, lo transitorio, lo asible de un momento de un ángel que desciende. ¿Pero quién es el ángel caído, el propio autor o el amor fugaz? Hotel América es tu pieza, y esa pieza está descrita a detalle como un símil de un continente que no acaba de conformarse y por ello aparece fragmentado, descompuesto, insular. Meticulosamente las metáforas funcionan para nombrar esta defragmentación. La dureza no tendrá letras, es decir lo innombrable en este caso puede ser la violencia del tránsito, de la metamorfórmosis, pero también de esa tristeza que se arranca desde la realidad de nuestro continente devastado aun por la pobreza y por el hambre. En un momento intermedio el autor resuelve que la pieza es destino y ahí el precario autobús que comenzó el viaje se vuelve tren y avión es decir el viaje o su recorrer de distancias se acorta o se acelera, en todo caso se hace más pleno y se concluye un clímax de transformación plena. Al final un galope solitario que rememora su bosque desde una ciudadela y una villa: Topos que están en el afuera, no en la pieza el lugar íntimo de una u otra manera el ángel queda afuera solo y caído.



Sobre Arena de María Eugenia López

Cada noche en la duración de un grito viene una sombra nueva. A solas danza la misteriosa autónoma. Comparto su miedo de animal muy joven en la primera noche de las cacerías.

Alejandra Pizarnik, Extracción de la piedra de la locura, 1968.



En el poemario Arena existe desde el título una intención de desenterrar y develar la verdad del feminicidio. La arena conserva, el desierto esconde, pero en la búsqueda se devela, en este caso, precisa y minuciosamente, la verdad del asesinato de mujeres. Por supuesto el libro de María Eugenia López es ante todo poético, post apocalíptico de ahí las citas que previenen a cada mujer- arquetipo- del destino de su muerte, la tipología de los personajes se logra leyendo en su muerte. Existe en frases a lo largo del poemario una permanente crítica al establishment que se cuela en frases como: la circulación es vieja y pesada como todo. Partiendo de Martha Trabram hasta María, va efectivamente quedando la estructura desnuda de las cosas . y las banderas. Acaso esas banderas serán la única esperanza que deja entrever este poemario. Acosando a los cuerpos femeninos existe un él, que es el conjunto de todo el sistema falocéntrico y egocentrista que los hombres se han ocupado de construir, para mantenerlo es necesario y eso queda claro en el poema asesinar, desmembrar, descuartizar, suicidar, enloquecer, y desaparecer a las mujeres. María Eugenia define a este él desde el principio está en el centro de la arena, no fuera, no adentro y deseante. En el final sólo se oye pero esto si es claro y fuerte el golpe de una hoja contra suelo, es decir, casi nada, hay sutileza y sobre todo mucha subversión en este final, es delicado es imperceptible, pero es un golpe, así María Eugenia cumple con el postulado de Hélene Cixous respecto de la reescritura, o escritura de una mujer . Más aún en el renombramiento de las mujeres de las cuales describe su personalidad y muerte, reafirma nuevamente un concepto de lo femenino que nuevamente esta autora sostiene, así Cixous menciona:

Si existe algo “propio” de la mujer es paradójicamente su capacidad de desa-apropiarse sin egoísmo: cuerpo sin fin, sin “extremidad”, sin “partes” principales, si ella es una totalidad es una totalidad compuesta de partes que son totalidades no simples objetos parciales , sino conjunto móvil y cambiante, ilimitado cosmos que eros recorre sin descanso, inmenso espacio astral.
Eugenia inmortaliza en un acto de redención a estas mujeres que retrata y a ella misma al final en María. Nos ofrece opciones y contrastes y una denuncia clara el feminicidio no es de este siglo, es inherente al sistema. Mary Ann Nichols es quizás uno de los personajes más conmovedores, es la suicida, la éterea, a la que no toca nada pues al final ella define y ejerce su propia opción de muerte, ella huye acercándose el arma de los asesinos que convocan y que son sujetos divididos, es decir multiplicados por su furia de no ser completos. Nichols habla y por ello existe como prueba en algo en la lengua. La otra opción es Annie Chapman quién en realidad es una imagen calma, a quién convencen de ser ese ícono digerible, y asimilable, López dice: no se puede asimilar un cuerpo hasta que se le iconiza. Es el prototipo de esta mujer cosificada, redimida para el externo del sistema machisista y falocéntrico que este capitalismo tardío, llamado neoliberalismo, ha generado, Annie es desmembrada, en ello es asimilada a este sujeto masculino que está ya desde el origen dividido y por ello es aceptada, por que se ha desnaturalizado de su totalidad completa, al aceptar ser sólo imagen. Elizabeth Strides es muy diferente es quizá el polo opuesto a Chapman es simplemente un río bordó abriéndose paso entre los adoquines, ella es capaz de engendrar vida, pero quizá no de alimentarla del todo, en todo caso su muerte es una tragedia propia ahí los caballos del carro pisan todo. Hasta a las señoritas que yacen muertas. Luego está Catherine Eddowes , una libertaría una bailarina, una artista a quien la muerte se hace más sútil que ninguna, simplemente, esta es la mujer que él no quería es como borrada de una foto con rojo, una violencia más sutil pero igualmente efectiva. A Marie Jannette Kelly, quien se vende por inocente aunque no es santa le toca una auto desmembramiento muy diferente pero que sede finalmente a la presión social, ella se auto desmiembra y nadie le encuentra el corazón, ésta es en realidad la segunda muerte simbólica de todo el poemario, la primera ya la hemos descrito, Marie permanece viva diluida en su propia vida y auto exiliada de sí misma.
Finalmente María que es en realidad la víctima, pues a ella un tigre con el peso de mil años la caza la mata como a un animal y lo hace como si fuera una necesidad, es decir, como si este permanente feminicidio alimentará a esa bestia de mil años, o necesitará hacerlo para seguir subsistiendo.

Entonces el poemario de María Eugenia López es un urdimbre fino de una poesía de alta factura que reflexiona y devela todo esto que la arena sepulta y quiere mantener en el desierto de la ignominia.

Jocelyn Pantoja
Ciudad de México 9 de septiembre del 2008.

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