domingo, 23 de septiembre de 2012

Lili 4117




Son espasmódicas descargas de temblor matutino, de lengua acostumbrándose a una nueva vida. Sustancia necesaria. Tedio que contamina hasta los huesos, un sueño que se desvela a sí mismo sin amanecer. Una culpa que no se comprende y que es el “deber ser” porque nadie será culpable de que se presente tirano un tintineo que desata tormentas, corrientes propias, deslices y devaneos. Este cuerpo esta en carne viva y sin consecuencias “aparentes”.Afuera de nuestras ventanas todo llueve en pequeñas miradas de un “negado” más allá, una charla cómoda tertulia  en la Casa del Té con un pequeño detalle: punzadas y puñales que cruzan en los ya de por sí corazones heridos. Soy una máquina análoga de un todo desvanecente, una “no regulación” y aquí el voltaje es diferente: dosis incompletas  y suficientes para mantenerme ocupada, sobre todo en días en que hace frío, cuando es difícil distender los músculos para lograr que algo se vuelva agradable, prefiero leer, es decir, ya he escrito. 

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